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Mostrando entradas de junio, 2014

OLVIDO.

Cierra los ojos y a oscuras piérdete bajo el follaje rojo de tus párpados. Húndete en esas espirales del sonido que zumba y cae y suena allí, remoto, hacia el sitio del tímpano, como una catarata ensordecida. Hunde tu ser a oscuras, anégate la piel, y más, en tus entrañas; que te deslumbre y ciegue el hueso, lívida centella, y entre simas y golfos de tiniebla abra su azul penacho al fuego fatuo. En esa sombra líquida del sueño moja tu desnudez; abandona tu forma, espuma que no sabe quien dejó en la orilla; piérdete en ti, infinita, en tu infinito ser, ser que se pierde en otro mar: olvídate y olvídame. En ese olvido sin edad ni fondo, labios, besos, amor, todo renace: las estrellas son hijas de la noche.

LA ENAMORADA.

Esta lúgubre manía de vivir, esta recóndita humorada de vivir te arrastra Alejandra no lo niegues. Hoy te miraste en el espejo y te fue triste estabas sola la luz rugía el aire cantaba pero tu amado no volvió. Enviarás mensajes, sonreirás, tremolarás tus manos así volverá tu amado tan amado. Oyes la demente sirena que lo robó el barco con barbas de espuma donde murieron las risas recuerdas el último abrazo oh nada de angustias ríe en el pañuelo llora a carcajadas pero cierra las puertas de tu rostro para que no digan luego que aquella mujer enamorada fuiste tú te remuerden los días te culpan las noches te duele la vida tanto tanto desesperada ¿adónde vas? desesperada ¡nada más!

LAMENTACIÓN DE OCTUBRE.

Yo no sabía que el azul mañana es vago espectro del brumoso ayer; que agitado por soplos de centurias el corazón anhela arder, arder. Siento su influjo, y su latencia, y cuando quiere sus luminarias encender. Pero la vida está llamando, y ya no es hora de aprender. Yo no sabía que tu sol, ternura, da al cielo de los niños rosicler, y que, bajo el laurel, el héroe rudo algo de niño tiene que tener. ¡Oh, quién pudiera de niñez temblando, a un alba de inocencia renacer! Pero la vida está pasando, y ya no es hora de aprender. Yo no sabía que la paz profunda del afecto, los lirios del placer, la magnolia de luz de la energía, lleva en su blando seno la mujer. Mi sien rendida en ese seno blando, un hombre de verdad pudiera ser... ¡Pero la vida está acabando, y ya no es hora de aprender!