Credo.
 Aquí estoy...  En este mundo todavía... Viejo y cansado... Esperando  a que me llamen...  Muchas veces he querido escaparme por la puerta maldita  y condenada  y siempre un ángel invisible me ha tocado en el hombro  y me ha dicho severo:  No, no es la hora todavía... hay que esperar...  Y aquí estoy esperando...  con el mismo traje viejo de ayer,  haciendo recuentos y memoria,  haciendo examen de conciencia,  escudriñando agudamente mi vida...  ¡Qué desastre!... ¡Ni un talento!... Todo lo perdí.  Sólo mis ojos saben aún llorar. Esto es lo que me queda...  Y mi esperanza se levanta para decir acongojada:  Otra vez lo haré mejor, Señor,  porque... ¿no es cierto que volvemos a nacer?  ¿No es cierto que de alguna manera volvemos a nacer?  Creo que Dios nos da siempre otra vida,  otras vidas nuevas,  otros cuerpos con otras herramientas,  con otros instrumentos... Otras cajas sonoras  donde el alma inmortal y viajera se mueva mejor  para ir corrigiendo lentamente,  muy lentamente, a través...