Lavar la deshonra.
¡Mamá! Un estertor, lágrimas, negrura. La sangre fluye, el cuerpo apuñalado tiembla, El pelo ondulado se ensucia de barro. ¡Mamá! Sólo se oye al verdugo. Mañana vendrá la aurora, Las rosas se despertarán A la llamada de los veinte años Y la esperanza fascinada. Las flores de los prados responden: Se ha marchado... a lavar la deshonra. El brutal verdugo regresa y dice a la gente: ¿La deshonra? –limpia su puñal- Hemos despedazado la deshonra. De nuevo somos virtuosos, de buena fama, dignos. ¡Tabernero! ¿Dónde están el vino y los vasos? Llama a esa indolente belleza de aliento perfumado Por cuyos ojos daría Corán y destino. Llena tu vaso, carnicero, La muerte ha lavado la deshonra. Al alba, las chicas preguntarán por ella: ¿Dónde está? La bestia responderá: la hemos matado. Llevaba en la frente el estigma de la deshonra y lo hemos lavado. Los vecinos contarán su funesta historia Y hasta las palmeras la difundirán por el barrio, Y las puertas de madera, que no l