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Mostrando entradas de enero, 2010

La majestad del compromiso.

Sólo son verdaderas las palabras irreparables El amor es precipitado Por cada palabra de astucia de paciencia o temor de incertidumbre o de cautela que manche nuestra boca un amante en su tumba se volverá de espaldas coronado de asco Ten respeto al descanso de los muertos Comprométete o calla Ven o vete...

Intima.

Íntima: ya conoces mi corazón, conoces la solvencia que tiene mi andrajosa tristeza. ya sabes la semilla que habita en mi cabeza plagada de cizañas, de sequías y de hoces; cálida: ya has bebido mis alcoholes feroces, ya has fijado a tu dulce sumisa fortaleza el yugo de mi vida perdida, en donde empieza un abismo nocturno de pasos y de voces; mágica: ya has resuelto mi instinto de venganza en esta tarea lenta de amar, más que esperanza, desde la que recibo mi reposo profundo; trágica: ya has caído, besándolo, al contagio, ya has heredado el hosco clamor de mi naufragio, ya te arrastra la enorme velocidad del mundo.

Las piedras.

Hermana, eras lo mismo que un árbol muy pequeño, un árbol al que el viento depositó en la arena; llegó una ola de agua, llegó una ola de pena y me quedé mirando tu mirada y tu sueño; o bien, yo estaba solo, solo como otras veces frente al mar, y llegaste ante mí, silenciosa; te sonreí despacio por darte alguna cosa: yo ya no podía darte los panes y los peces; a veces veo que lloras, que tu pasado suena, a veces yo quisiera llorarte mi pasado, mirándonos al fondo quisiéramos llorar; mirándonos al fondo del tiempo, de la pena, se pasará el futuro, y cuando haya pasado, hermana mía, iremos, mirándonos, al mar.

Homenaje.

Tanta desolación nevando sobre la emocionante calavera del hombre, tanta amenaza torturando con sus bíceps laboriosos y oscuros, tanta mentira obstaculizando el caminar bovino de la historia, tanta guerra empujando conciencias a su origen selvático, tanto reojo, tanta pesadilla diurna, tanta infamia ensuciando con vómitos de fuerza al cráneo liberal del hombre, tanto anticipo funerario inyectado en las sienes meditativas como un residuo liquido de horror, tanto odio eyaculando lápidas, tanta diarrea de asesinatos, tanta infección, tanto desprecio ensordecen la melodía y agrietan al descanso, enmudecen al sol sonoro, carcomen la noche solemne, ciegan las calles, astillan las ciudades, sofocan las naciones y quieren refutar al mundo; en cuanto al hombre y la mujer, los retuercen, los desfiguran, los recubren de caries, los contaminan de desastre, los ensucian, los pisan, los ultrajan. Aplaudida, llorada, amada sea la ofendida pareja de mi sig

En la niebla.

¡Qué extraño es vagar en la niebla! En soledad piedras y sotos. No ve el árbol los otros árboles. Cada uno está solo. Lleno estaba el mundo de amigos cuando aún mi cielo era hermoso. Al caer ahora la niebla los ha borrado a todos. ¡Qué extraño es vagar en la niebla! Ningún hombre conoce al otro. Vida y soledad se confunden. Cada uno está solo. .