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Mostrando entradas de enero, 2013

PARAGRAFO.

Querrán asesinarnos. Pero no nos agarrarán. Hace tiempo que dejamos los planetas. Están ciegos. Mi querido y asqueroso amor, ahora queremos en un acto extremo de indiferencia dejarles a ellos la vida con todas sus uñas.

EL SUELO ES CAMA.

El suelo es cama del amor urgente, del amor que no espera ir a la cama. Sobre la alfombra o sobre el duro piso urdimos entre cuerpo y cuerpo la húmeda trama. Y a descansar del amor, vamos a la cama.

FINAL DE RECITAL.

Me deslumbran los focos cuando miro hacia esa oscuridad en donde estáis vosotros. Los focos son ésta ilusión que crea la sombra desde donde escucháis la claridad de mi ceguera. Todos llevamos, dentro de nosotros, un auditorio oscuro escuchando en silencio alguna historia de seducción sin esperanza. Amar es ser distante, y el amor es ser un extranjero. Pero vosotros sois la hospitalidad de éste silencio que me ha estado escuchando aún sabiendo que dentro de vosotros dejaré de existir, que no habré sido más que la sombra amada de algún otro.

SUEÑO HUMEDO.

tengo un antojo morboso de soñar contigo de hacerte cosas que despierta no te hago un poco por vergüenza otro poco por quedarme con las ganas mi madre se fue hoy al mediodía ¿quién va a hacer ahora un análisis exhaustivo de mis sueños? por otra parte Freud y mi madre podían resultar bastante siniestros demostrando que yo como el resto de los seres humanos soy una pervertida admito que en efecto este sueño que tengo ganas de soñar no tiene ningún límite ni siquiera en la cantidad imposible de orgasmos que tendremos yo me pregunto si acaso estoy siendo demasiado animal no sé que sueñen los tigres o los delfines que según sé son animales muy sexuales papá dice que los pájaros sueñan que lo leyó en una revista yo no sé si eso sea cierto o lo inventó con la facilidad que inventa esos poemas sin embargo yo si sueño y esta noche voy soñarte como yo quiera voy a decirte esas cosas vulgares que se me ocurren cuando no tienes ropa y estas en mi cama

SI ME LLAMARAS.

¡Si me llamaras, sí; si me llamaras! Lo dejaría todo, todo lo tiraría: los precios, los catálogos, el azul del océano en los mapas, los días y sus noches, los telegramas viejos y un amor. Tú, que no eres mi amor, ¡si me llamaras! Y aún espero tu voz: telescopios abajo, desde la estrella, por espejos, por túneles, por los años bisiestos puede venir. No sé por dónde. Desde el prodigio, siempre. Por que si tú me llamas -¡si me llamaras, sí, si me llamaras!-   será siempre desde un milagro, incógnito, sin verlo. Nunca desde los labios que te beso, nunca desde la voz que dice: "No te vayas".

TU VIVES SIEMPRE EN TUS ACTOS.

Tú vives siempre en tus actos.  Con la punta de tus dedos  pulsas el mundo, le arrancas  auroras, triunfos, colores,  alegrías: es tu música.  La vida es lo que tú tocas.  De tus ojos, sólo de ellos,  sale la luz que te guía  los pasos. Andas  por lo que ves. Nada más.  Y si una duda te hace  señas a diez mil kilómetros,  lo dejas todo, te arrojas  sobre proas, sobre alas,  estás ya allí; con los besos,  con los dientes la desgarras:  ya no es duda.  Tú nunca puedes dudar.  Porque has vuelto los misterios  del revés. Y tus enigmas,  lo que nunca entenderás,  son esas cosas tan claras:  la arena donde te tiendes,  la marcha de tu reloj  y el tierno cuerpo rosado  que te encuentras en tu espejo  cada día al despertar,  y es el tuyo. Los prodigios  que están descifrados ya.  Y nunca te equivocaste,  más que una vez, una noche  que te encaprichó una sombra  -la única que te ha gustado-.  Una sombra parecía.  Y la quisiste abrazar.  Y era yo.

DE TU CABELLO.

La sabiduría de un mago me contó una vez algo de un velo que no pueden traspasar las miradas, telaraña que esconde al ser en todas sus partes impidiéndonos ver lo que es real. Ahora, cuando me oscureces las mejillas y los ojos con tu cabello, desmayado por sus ricas olas negras, estoy soñando que el velo, el que transforma en misterio todo lo ancho del mundo, está tejido de tu cabello, y grito, y grito, y por primera vez siento todo el hechizo que me dijo el mago.

MUERTE REPENTINA.

Escribí mi número telefónico, Mi nombre y mi dirección Si de repente muero Mis amigos vendrán y me identificarán. Imagino lo que pasará Si no vienen. Me quedaré en la morgue dos largas noches Temblarán los fríos alambres del teléfono en la noche. Sonará el timbre. Sin contestación... una... dos veces. Alguien le dirá a mi madre que estoy muerto Mi madre, -triste campesina- ¡Cómo caminará sola en la ciudad Mi dirección en su mano! ¡Cómo pasará la noche a mi lado En el silencioso salón Vencida en su soledad Consolada en la reclusión de su dolor Sola, meditando Sobre sus penas ocultas Tejiendo mi mortaja con negras lágrimas! Quisiera que mi madre hubiera tatuado el brazo de su hijo Para que yo no me extraviara Para que no traicionara a mi padre Para que mi primera cara no se escondiera bajo la segunda Cuando veo a hombres y mujeres salir en silencio Después de pasar dos horas conmigo Sin cruzar mirada alguna, sin contemplar otras escenas, Cuando veo que, en

EL DESAYUNO.

Me gustas cuando dices tonterías, cuando metes la pata, cuando mientes, cuando te vas de compras con tu madre y llego tarde al cine por tu culpa. Me gustas más cuando es mi cumpleaños y me cubres de besos y tartas, o cuando eres feliz y se te nota, o cuando eres genial con una frase que lo resume todo, o cuando ríes (tu risa es una ducha en el infierno), o cuando me perdonas un olvido. Pero aún me gustas más, tanto que casi no puedo resistir lo que me gustas, cuando, llena de vida, te despiertas y lo primero que haces es decirme: "Tengo un hambre feroz esta mañana. Voy a empezar contigo el desayuno."

PARA VIVIR NO QUIERO.

Para vivir no quiero islas, palacios, torres. ¡Qué alegría más alta vivir en los pronombres! Quítate ya los trajes, las señas, los retratos; yo no te quiero así, disfrazada de otra, hija siempre de algo. Sé que cuando te llame entre todas las gentes del mundo, sólo tú serás tú. Y cuando me preguntes quién es el que te llama, el que te quiere suya, enterraré los nombres, los rótulos, la historia. Iré rompiendo todo lo que encima me echaron desde antes de nacer. Y vuelto ya al anónimo eterno del desnudo, de la piedra, del mundo, te diré: "Yo te quiero, soy yo."

CONSUELO.

Por las calles de la ciudad va mi amor. Poco importa  a dónde vaya en este roto tiempo. Ya no es mi amor: el  que quiera puede hablarle. Ya no se acuerda: ¿quién en  verdad le amó?  Mi amor busca su semejanza en la promesa de las  miradas. El espacio que recorre es mi fidelidad. Dibuja  la esperanza y en seguida la desprecia. Prevalece sin  tomar parte en ello.  Vivo en el fondo de él como un resto de felicidad.  Sin saberlo él, mi soledad es su tesoro. Es el gran meridiano  donde se inscribe su vuelo, mi libertad lo vacía.  Por las calles de la ciudad va mi amor. Poco importa  a dónde vaya en este roto tiempo. Ya no es mi  amor: el que quiera puede hablarle. Ya no se acuerda:  ¿quién en verdad le amó y le ilumina de lejos para que  no caiga?

BIENVENIDA.

¡Ojalá vuelvas a tu desorden, y el mundo al suyo. La asimetría  es juventud. No se mantiene el orden más que el tiempo que se tarda en odiar su carácter de mal. Entonces se avivará en ti el deseo del porvenir, y cada peldaño de tu escalera desocupada y todos los rasgos inhibidos de tu vuelo te llevarán, te elevarán con un mismo sentimiento gozoso. Hijo de la oda ferviente, abjurarás del gigantesco enmohecimiento. Los solsticios cuajan el dolor difuso en una dura joya adamantina. El infierno a su medida que se habían esculpido los limadores de metales volverá a bajar vencido a su abismo. Delante del olvido nuevo, la única nube en el cielo será el sol.  Mintamos esperanzados a quienes nos mienten: que la inmortalidad inscrita sea a la vez la piedra y la lección. 

CENTON.

¿Buscáis mi punto débil, mi falla? ¿Su conocimiento os permitiría tenerme a vuestra merced?  Pero, agresor, no veis que soy el centro de un blanco y que tu exiguo cerebro se agota entre mis rayos expirados?  No tengo frío ni calor: gobierno. No obstante no tendáis demasiado la mano hacia el centro de mi poder. Hiela, quema... Echaríais a perder esa sensación.  Amo, capturo y termino en alguien. Soy dardo y doy a beber claridad al prisionero de la flor. Tales son mis contradicciones, mis servicios.  En aquel tiempo, yo sonreía al mundo y el mundo me sonreía. En aquel tiempo que nunca fue y que leo en el polvo.  Aquellos que miran sufrir al león en su jaula se pudren en la memoria del león.  Al rey que un corredor de quimeras alcanza, le deseo la muerte.

Con todos los pensamientos me fui.

Con todos los pensamientos me fui  fuera del mundo: allí estabas tú,  mi sosegada, mi abierta, y-  nos recibiste.  ¿Quién  dice que se nos murió todo  cuando se nos quebraron los ojos?  Todo despertó, todo comenzó.  Grande vino un sol flotando, radiantes  se le enfrentaron alma y alma, claras,  imperiosas le presilenciaron  su órbita. Suve  se abrió tu seno, silente  subió un aliento al éter,  y lo que se hizo nube ¿no era,  no era forma y a partir de nosotros,  no era  tanto así como un nombre?