¡Si me llamaras, sí; si me llamaras! Lo dejaría todo, todo lo tiraría: los precios, los catálogos, el azul del océano en los mapas, los días y sus noches, los telegramas viejos y un amor. Tú, que no eres mi amor, ¡si me llamaras! Y aún espero tu voz: telescopios abajo, desde la estrella, por espejos, por túneles, por los años bisiestos puede venir. No sé por dónde. Desde el prodigio, siempre. Por que si tú me llamas -¡si me llamaras, sí, si me llamaras!- será siempre desde un milagro, incógnito, sin verlo. Nunca desde los labios que te beso, nunca desde la voz que dice: "No te vayas".