Nuevos motivos por los que los poetas mienten.
Porque el instante en que la palabra feliz se pronuncia no es nunca el instante de la felicidad. Porque los labios del sediento no hablan de sed. Porque por boca de la clase obrera nunca oiréis la palabra clase obrera. Porque el desesperado no tiene ganas de decir "estoy desesperado". Porque orgasmo y Orgasmo son incompatibles. Porque el moribundo, en lugar de decir, "me estoy muriendo" no emite más que un ruido sordo que nos resulta incomprensible. Porque los vivos son los que rompen el tímpano de los muertos con sus terribles noticias. Porque las palabras acuden siempre demasiado tarde o demasiado pronto. Porque de hecho es otro, siempre otro, el que habla, y porque aquel de quien se habla calla.