BUSERO.



Frena el bus. El cristal
vibra y afuera el mundo
resbala, irrepetible, hacia el otoño.
Junto a mí una estudiante
repasa la lección de biología.
En sus manos minúsculas y frágiles
laten las mismas venas que en las láminas
y repite su boca, como un salmo,
negros nombres de vísceras que suenan
a promesas de amor
y podredumbre.
Frena el bus y mi cuerpo
sueña hacerse lección entre sus labios.



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