Muchachas solteronas de provincia, que los años hilvanan leyendo folletines y atisbando en balcones y ventanas… Muchachas de provincia, las de aguja y dedal, que no hacen nada, sino tomar de noche café con leche y dulce de papaya… Muchachas de provincia, que salen –si es que salen de la casa— muy temprano a la iglesia, con un andar doméstico de gansas. Muchachas de provincia, papandujas, etcétera, que cantan melancólicamente de sol a sol: – “Susana ven”… “Susana”… ¡Pobres muchachas, pobres muchachas tan inútiles y castas, que hacen decir al Diablo, con los brazos en cruz: –¡Pobres muchachas!...
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