Los labios del tiempo.
Regreso a las cosas sencillas
como si aprendiese el alfabeto
y tú mismo me enseñases a deletrear
el árbol donde damos sombra
el fruto que alimentamos con los labios.
Al mediodía
el atardecer cabalga sobre nosotros
y a la misma hora
la noche llega con un trazo
que acaricia los colores de la sombra.
Es así como alimentamos el tiempo
y los animales se sientan a la espera de sobras
para escribir nuestra historia.
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