El pesa nervios.


He sentido de verdad que rompíais la atmósfera a mi alrededor, que hacíais el vacío para permitirme avanzar, para dar el lugar de un espacio imposible a lo que en mí estaba aún sólo en potencia, a toda una germinación virtual y que debía nacer atraída por el lugar que se le ofrecía.

Me he colocado a menudo en ese estado de absurdo imposible, para tratar de hacer nacer en mí el pensamiento. Somos unos pocos en esta época empeñados en atentar contra las cosas, en crear en nosotros espacios para la vida, espacios que no estaban y no parecían tener que encontrar un sitio en el espacio.

Es necesario que se comprenda que toda la inteligencia no es más que una amplia eventualidad, y se la puede perder no ya como el demente que está muerto, mas como el ser viviente que está en la vida y que siente sobre sí la atracción y el soplo (de la inteligencia, no de la vida).

Las titilaciones de la inteligencia y ese brusco trastocamiento de las partes.
Las palabras a mitad de camino de la inteligencia.
Esa posibilidad de pensar hacia atrás y de zaherir de pronto su pensamiento.
Ese diálogo en el pensamiento.
La absorción, la ruptura de todo.
Y de pronto ese hilo de agua sobre un volcán, la caída tenue y dilatada del espíritu. 

Estoy en el punto en que la vida ya no me concierne, pero con todos los apetitos y la titilación insistente del ser en mí. Sólo tengo una ocupación: rehacerme.

Si uno pudiese gustar al menos de su nada, si uno pudiese descansar bien en su nada y esa nada no fuese una cierta clase de ser pero tampoco la muerte completa.

Lo difícil es encontrar bien su lugar y restablecer la comunicación consigo mismo. El tono está en una cierta focalización de las cosas, en el ensamble de toda esa pedrería mental alrededor de un punto que es precisamente el que hay que hallar.

Y he aquí lo que yo pienso del pensamiento: ciertamente la inspiración existe.

Y hay un punto fosforoso donde toda la realidad se recupera, pero cambiada, transformada -¿y en virtud de qué?-, un punto de mágico empleo de las cosas. Y creo en aerolitos mentales, en cosmogonías individuales.

Sabéis lo que es la sensibilidad suspendida, esa especie de vitalidad aterradora y escindida en dos, ese punto de cohesión necesaria en pos del cual el ser no se yergue más, ese lugar amenazador, ese lugar contundente. 

Soy imbécil, por supresión del pensamiento, por malformaciones de pensamiento, estoy vacante por estupefacción de mi lengua.

Comentarios

Entradas populares de este blog

CUANDO VEO A DOS BESÁNDOSE...

Muchachas solteronas.