Adiós.

Cualquier cosa valiera por mi vida esta tarde.
Cualquier cosa pequeña si alguna hay.
Martirio me es el ruido sereno,
sin escrúpulos, sin vuelta de tu zapato bajo.
¿Qué victorias busca el que ama?
¿Por qué son tan derechas estas calles?
Ni miro atrás ni puedo perderte ya de vista.
Esta es la tierra del escarmiento:
hasta los amigos dan mala información.
Mi boca besa lo que muere, y lo acepta.
Y la piel misma del labio es la del viento.
Adiós. Es útil norma este suceso, dicen.
Queda tú con las cosas nuestras,
tú, que puedes, que yo me iré
donde la noche quiera.

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