Abdicación.

Tómame,
oh noche eterna,
en tus brazos
y llámame.


Soy un rey
que
voluntariamente
abandoné mi
trono de
ensueños y cansancios.


Desvestí la realeza, cuerpo y alma,
y regresé a la noche antigua y serena
como el paisaje al morir el día.

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