Ah! La angustia, la abyecta rabia, la desesperación.

Ah!
La angustia,
la abyecta rabia,
la desesperación...


De no yacer
en mí mismo
desnudo

con ánimo de gritar,

sin que sangre
el seco corazón

en un último,

austero alarido!


Hablo
las palabras que digo

son nada más
un sonido:

Sufro
soy
yo.


Ah,
extraer de la música
el secreto,
el tono
de su alarido!


Ah,
la furia
-aflicción que grita
en vano pues los gritos
se tensan y alcanzan
el silencio traído
por el aire en la noche,

nada más allí!

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