El cóndor de los andes, víctima de sueños

(fragmentos)

¿De qué color es tu alma hombre?,
¿dónde quedó el último aliento de tu sombra?,
¿dónde quedó tu pasado?.


En la sombra de la vida, que es una sola,
cae un eco de destinos imposibles.

Cuesta soltar la soledad
a la orilla de la vida,
la hierba crece hacia adentro
y se hace el ojo
de la tarde indefinida.

Como una tempestad de ilusiones
la herida cicatriza el instante
de antiguos sufrimientos
donde la oruga prepara
su cosecha de sueños.

El párpado del pájaro guarda
su último canto de desdichas
en la madrugada que a nadie
dice nada.

Caen rayos de ira,
el viento levanta
su coraje de espinas.

Enamorada el ave
suicida sigue en el vuelo
su inmensa soledad.

Viene nuevamente
el recorrido de todo lo pasado,
y la orilla del espejo vuelve a desdibujar
en el aire la imagen que agoniza.

No hay nada más que decir,
te has ido de nuestros sueños,
de la vida, sólo ha quedado
tu sombra en el vuelo imaginario
que tiene en su remordimiento
una escritura que ya nadie sabe leer.

Ayer fue el fuego, el agua y la lluvia.
Tu te llevaste en el aire la soledad entera,
para que nadie estuviera triste.

Ágata de vuelos, la noche también crece
en tu firmamento, ahí te haces infinito
en tus espejos de oro.

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