Aztecal VIII

En este poema de muertos
se te murió tu padre,
se murieron tu abuelo y tu siembra
y se acabó la tarde en una mirada.


En este poema de muertos
se murió el amor de tus antiguos,
se murieron tus pájaros
y se calló la estrella de tu frente
como un puñado de rosas enfermas.


En este poema de muertos
se te murió la vida,

y por segunda vez se te murió la patria
cuando tú te quedaste mirando
como un arco iris sin color.


En este poema de muertos
se te partió la sangre en dos ríos azules,
y un esqueleto de sombras

en tus ojos de nieve
busca la libertad de tu pueblo.

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