Sobre una persona que ha muerto en el lecho.

Este es su final, aquí yace él.
El polvo en su garganta, el gusano en sus ojos,
los hongos en la boca, la hierba sobre su pecho.
Este es su final, y eso es lo mejor.
Ya nunca yacerá despierto sobre el sofá,
con los ojos abiertos, lacrimosos, hasta que el día llegue.
Ya nunca sonreirá sin sentido
mientras su corazón atraviesa el tiempo.
Ya nunca estirará sus manos en vano,
para acariciar y acariciar, nunca más.
Ya no pedirá pan, sólo recibirá piedras,
aunque en su fantasía sólo degustará tierra.
Ya nunca se debatirá entre lo falso y verdadero,
pesando y tomando notas sobre lo efímero.
Ya nunca el dolor se ahogará en suspiros.
Este es su final.

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