El despertar.


La jaula se ha vuelto pájaro y se ha volado
y mi corazón está loco porque aúlla a la muerte
y sonríe detrás del viento a mis delirios.

Qué haré con el miedo.
Qué haré con el miedo.

Ya no baila la luz en mi sonrisa,
ni las estaciones queman palomas en mis ideas.
Mis manos se han desnudado y se han ido
donde la muerte enseña a vivir a los muertos

El aire me castiga el ser,
detrás del aire hay monstruos que beben de mi sangre

Es el desastre, es la hora del vacío no vacío,
es el instante de poner cerrojo a los labios,
oír a los condenados gritar,
contemplar a cada uno de mis nombres ahorcados en la nada.

Tengo veinte años.
También mis ojos tienen veinte años y sin embargo no dicen nada.

He consumado mi vida en un instante.
La última inocencia estalló.
Ahora es nunca o jamás, o simplemente fue.

¿Cómo no me suicido frente a un espejo y desaparezco para reaparecer
en el mar donde un gran barco me esperaría con las luces encendidas?.

¿Cómo no me extraigo las venas y hago con ellas
una escala para huir al otro lado de la noche?.

El principio ha dado a luz el final, todo continuará igual,
las sonrisas gastadas, el interés interesado,
las preguntas de piedra en piedra,
las gesticulaciones que remedan amor,
todo continuará igual.

Pero mis brazos insisten en abrazar al mundo porque
aún no les enseñaron que ya es demasiado tarde.

Arroja los féretros de mi sangre.
Recuerdo mi niñez cuando yo era una anciana.
Las flores morían en mis manos porque la danza salvaje
de la alegría les destruía el corazón.

Recuerdo las negras mañanas de sol cuando era niña,
es decir ayer,
es decir hace siglos.

La jaula se ha vuelto pájaro y ha devorado mis esperanzas

La jaula se ha vuelto pájaro,
Qué haré con el miedo.

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