Pobreza.



Es el hombre que tú nunca has visto quien te mantiene alerta,
el que ha de venir algún día.

Él no se encuentra en las calles o en los edificios
o en los estadios, o si está allá,
lo he pasado por alto de algún modo.

Me pregunto si se encuentra allí.

Bajo las calles, paso delante de farmacias y hospitales
y teatros y cafés y me pregunto si él se encuentra ahí.

He mirado casi durante medio siglo y él no ha sido visto.

Un hombre vivo, verdaderamente vivo,
digamos cuando desciende la mano al encender un cigarrillo,
ves sus ojos como los ojos de un tigre mirando fijamente al pasar en el viento.

Pero cuando las manos bajan, es siempre los otros ojos los que estan allá siempre,
y pronto será demasiado tarde para mi y habré vivido una vida
con farmacias, gatos, sábanas, saliva, periódicos, mujeres, puertas y otros surtidos,
pero en ninguna parte un hombre vivo.

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