Nochevieja.

Miras arder lo que ha quedado en pie del último sendero:
la luna llena de otro enero sobre la piel de tu pasado,
un mar que olvidas y ha olvidado en su esplendor tu verdadero rostro,
la luz que fue primero verbo y temblor en tu costado
y que hoy dejas partir a solas, detrás del fuego.
Hacia el poniente moja tu máscara un sol frío.
Ya en ti la noche alza sus olas mansas.
La oyes indiferente abrir el fuego y tu vacío.

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